Escuchar una canción de Dan Deacon es, en cierto modo, como ver un capítulo de una buena sitcom. O mejor, como ver un episodio de los 'Autos Locos': siempre está la misma estructura, siempre se sigue el sota-caballo-rey a la hora de hacer los chistes y siempre tienes los momentos que sólo se sostienen por el carisma de quienes la hacen/la protagonizan. Podría ser aburrídisimo, repetitivo hasta la saciedad, un verdadero tostón, pero la magia está en que, precisamente, es esa estructura férrea la que los hace funcionar.
Deacon lleva tiempo empeñado en que escuchemos una y otra vez el mismo chiste y sigue haciendo mucha gracia. Más aún si lo ves en directo, en especial cuando se dedica a tocar (y no a hacer de animador de bodas). Es bastante complicado salir de una actuación en vivo de Dan Deacon sin tener la sensación de que repetirías una y otra vez, hasta morir de agotamiento.
Igualmente influenciado por diversos artistas como Devo, Talking Heads, Scratch Orchestra, Raymond Scott, y Nancarrow Conlon, el compositor de música electrónica Dan Deacon estudió electroacústica y composición de música por ordenador en el Purchase College en Nueva York. Mientras que él era un estudiante, publicó sus primeras grabaciones en pequeñas tiradas en CD-R, incluyendo "Green Cobra Is Awesome vs. the Sun", "Silly Hat vs. Egale Hat (yes, “Egale”)", and "Meetle Mice", todo ello publicado en 2003.
Más tarde se trasladó a Baltimore, MD, y se convirtió en una figura instantánea de la comunidad naciente de música electrónica de la ciudad, uniéndose al colectivo Wham City y a la acción evangelizadora del movimiento “Future Shock” (los planteamientos de este movimiento cultural se generan a partir del libro del sociólogo Alvin Toffler y han llegado a la cultura pop a través de series como Futurama). Ya con el sello Carpark, lanzó ‘"piderman of the Rings" (2007) y "Bromst" (2009), dos álbumes llenos de detritus de electrónica hiperactiva y desafiante.
En 2012 publica "América". En este disco se pone de manifiesto que Dan Deacon ya no es aquel “pájaro loco” que grababa beats y samplers imposibles y esquizoides no aptos para todos los públicos. Tras pasar una temporada colaborando en proyectos de corte más convencional (una banda sonora para la última película de Francis Ford Coppola y su debut en el Carnegie Hall), Deacon da un toque de clasicismo a alguna de sus canciones. Lejos de perder su encanto, el músico se crece incorporando nuevos elementos y temas más melódicos que lo hacen más accesible sin perder ese punto punk y macarra que le caracteriza.
