El batería de la banda de Antigua y Barbuda, Guille Fernández, quería un cambio en su carrera musical y decidió pedir a Helen Agreda que lo acompañara en un proyecto nuevo y fresco: Wilhelm and the dancing animals. Pronto se les unieron cuatro amigos más (Kiko, ten, Iñigo, y Josh).
Una inclinación hacia la música popular, una sensibilidad para la Naturaleza, y una lectura crítica del mundo que les rodea aumentar el interés de la música de esta banda y las letras, al mismo tiempo que les permite transmitir un mensaje de optimismo y felicidad.
Su actitud DIY les llevó a la liberación automática de su EP "The forest have no name". Su siguiente álbum "The war of the species" fue grabado y mezclado en los estudios de Montreal, y producido por "Origami".
Desde sus inicios, no tuvo que pasar mucho tiempo para llamar la atención de los medios expertos, y no tardaron en obtener una mención en las estaciones de radio, revistas musicales, blogs, etc.