1. “Push the Sky Away”
Y vive dios que lo intentamos, quitar de en medio el cielo, alejar las nubes y la lluvia a base de empujar y empujar, nuestros brazos alzados, los del público -parte del mismo sobre el escenario- y los del maestro de ceremonias, Nick Cave, que nos apelaba a seguir empujando, a alejar las nubes grises instaladas en su vida hace tres años. No conseguimos gran cosa, la lluvia repiqueteando en paraguas y chubasqueros sin tregua, pero el momento fue de esa magia comunal que solo se produce en los conciertos especiales, todos a una, entregados a la ceremonia. Antes, “Jubilee Street”, “Do You love Me?”, “Stagger Lee”, “From Her To Eternity”, “Into My arms”… un grandes éxitos que, para mi regocijo, solo hizo paradas puntuales en títulos del último disco, “Skeleton Tree”, que será una joya, pero no es carne de festival. Los Bad Seeds en directo siguen siendo una apisonadora.

2. “Wanna Sip”
Karin Dreijer no deja indiferente. Ya lo demostró al frente de The Knife en la gira de “Shaking the Habitual”, planteando un espectáculo mitad concierto, mitad coreografía que despertó tanto aplausos como abucheos, estos últimos por parte de ese público para el que un concierto todavía consiste en tocar instrumentos sobre un escenario. En esta ocasión los hubo, instrumentos digo, mayormente de percusión (2 baterías) y electrónicos, estos últimos a cargo de Mikaela Hansson, suerte de batwoman inconmensurable. Pero también hubo coreografías, disfraces, sexo, política, humor, provocación, culturismo, oscuridad y la inconfundible y fascinante voz de Dreijer. “Plunge”, el segundo disco de Fever Ray, es un cóctel de electrónica oscura y divertida de contenido lírico no normativo que sorprendentemente ha llegado a un gran público sediento de nuevos sabores. ¿Quieres un sorbo?

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3. “Hounds of Love”
Al menos hubo dos ocasiones en las que la alargada sombra de Kate Bush planeó por los escenarios del NOS: la primera, y más evidente, la versión que Ezra Furman hizo de “Hounds Of Love”. El compositor americano ha cogido por los cuernos la masculinizada tradición americana del rock -veo unos jeans ajustados, veo a Bruce Springsteen- y les ha insuflado nuevos aires pop (esos saxos a lo Psychedelic Furs, esos estribillos contagiosos) y lirismo queer (“Angel, don’t fight it / To them you know we’ll always be freaks.”). La segunda, el concierto al completo de esa nueva superestrella del pop confesional en que se ha convertido Lorde. Me presenté al mismo sin expectativas, incrédulo, ignorante y salí de él convencido, converso y cautivado. Lorde ha trasladado al siglo XXI el melodrama emocional de una mujer joven frente al descubrimiento de la vida adulta en textos apasionados y formas pop contemporáneas, coreografías cautivadoras y canciones cargadas de diseño sonoro y ganchos melódicos. Es contagioso.

Kate Bush - Hounds of Love - Official Music Video

4. “Mourning Sound”
“I made a mistake. I should have never tried.” Así comienza el estupendo segundo single del último disco de Grizzly Bear y desde las primeras notas del primer tema del concierto en el nuevo escenario Seat la frase revoloteó por mi cerebro como suerte de confesión de culpabilidad. Me explico. Grizzly Bear es un grupo de orfebrería fina, intrincadas melodías, juegos vocales, detalles. Con su último disco, “Painted Ruins”, han perseguido una producción poderosísima que traslada esa minuciosidad a una escala gigante. Y la reproducción en directo sufre. Durante al menos 3 temas los detalles quedaron emborronados y resultó difícil identificar las canciones… esa batería elevada -en altura y en volumen- un palmo sobre el resto de los instrumentos. Según avanzó el concierto, casualmente para cuando llegamos a los temas de “Veckatimest”, los niveles se fueron ajustando y todo volvió a sonar a la orfebrería de antaño. Ojalá Grizzly Bear no se convierta en un grupo de estadios. Ojalá el Nos (100.000 asistentes / 30.000 al día) no se convierta en un festival de masas.

5. “Gigantic”
Poco antes, en el escenario NOS, The Breeders daban un concierto intimista y emocionante, intercalando canciones de su último disco con clásicos de su recién reeditada discografía. La falta de potencia y las pausas entre canción y canción (para afinar la guitarra, para que las hermanas Deal se lanzarán algún dardo envenenado) mermaron un poco la efectividad de un repertorio por otra parte infalible en el que brillaron especialmente “Cannonball”, “Drivin’ on 9” (Kelley reproduciendo la parte del violín con su voz), “Do you Love me Know” (que dedicaron a su equipo de gira) y “Gigantic”. Respecto a esta última, en el capítulo de verdades como templos: The Breeders interpretando “Gigantic” en 2018 molan más que Pixies interpretando “Gigantic” de 2013 en adelante. Es así.

6. “Well Done”
Parafraseando a Idles: “¿Por qué no te gusta el punk? A Even Tarquin le gusta el punk. A Marry Berry le gusta el punk. Entonces… ¿por qué no te gusta el punk? Bien hecho.” Y es que, de entrada, ni el punk ni el góspel ni el metal me resultan familiares, pero encima de un escenario la honestidad rompe corsés mentales. Así ocurrió con la banda británica, cuyo punk rock de corte reivindicativo -esa letra de "Mother"- fue de gran intensidad, con una sección rítmica potente, unos coros imprescindibles y un guitarrista desequilibrado que hacia el final del concierto saltó entre el público para susto de algunos. Como decía, tampoco acostumbro a escuchar góspel/metal, pero tras el concierto de Zeal & Ardor solo me queda alzar los brazos y gritar “¡aleluya!”. Intercalaron pasajes góspel -¿cuántas formaciones actuales cuentan con 2 miembros dedicados únicamente a cantar?- con explosiones de furia metal y convencieron a propios y extraños. Idles, Zeal & Ardor… well done!

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7. “Ratio”
Con Floating Points, el proyecto de Sam Shepherd, hace tiempo que me quedé fuera de onda, más o menos a la altura de “Elaenia”, su disco de debut. Y es que su avant jazz orgánico de ocasionales aromas electrónicos nunca acabó de atraparme. De ahí mi falta de expectativas ante un concierto presentado como “solo” y “live”. Y la sorpresa fue mayúscula: conciertazo de electrónica muy en la línea de lo que hace su amigo Jon Hopkins, con largos desarrollos rítmicos de idm aditiva y adictiva deconstruída con trucos no por conocidos menos efectivos (apuesto a que, como Hopkins, Shepherd también conoce las bondades del Kaoss Pad). Los a la par sencillos y fascinantes visuales, comisionados a Hamill Industries, consistieron en un sistema capaz de transformar las ondas sonoras en ondas visuales en tiempo real. Hacia el final del concierto, unos minutos de pura experimentación ruidística que hizo las delicias de servidor y despertaron silbidos entre los imbéciles charlatanes de turno.

Floating Points - Ratio (Full Mix)

8. “Superorganism
¿Programar a unos debutantes en prime time en uno de los escenarios más chulos del festival? ¿Estamos locos? La respuesta correcta es no, no estaban locos, estaban de parranda. El superorganismo liderado por la anteriormente tímida adolescente Orono Noguchi plantea en directo una apisonadora de pop electrónico preñado de samples, interactuación con el público, anuncios, interrupciones y un caos pop de colores chillones en el que todo parece ensayado al milímetro. Imaginen a Beck circa “Midnite Vultures”. Imaginen a Gorillaz cuando todavía molaban. Superorganism ofrecen el mejor collage posible en la época de internet y el consumo rápido, siempre comandados por el desganado y lacónico estilo vocal de su cantante. Everybody wants to be a superorganism.

9. “Taste”
Buen gusto el demostrado por la banda de R&B Rhye, que desarrolló un concierto en el que, lejos de ceñirse a sus producciones de estudio, abrazó desarrollos e improvisaciones instrumentales. Sade es un nombre recurrente cuando se habla de la banda de Los Angeles, y como aquella, la voz de su cantante es de una poderosa suavidad que consigue abrirse paso entre los instrumentos - bajos seductores, percusiones bailables- y arrebatar. Los coros de violinista y bajista, el trombón y los toques electrónicos no hicieron sino mejorar el conjunto.

10. “Magalenha”
Y para acabar, felicitar a la organización del NOS por el escenario BITS, macrosala de música techno (y afines) con el conocido sistema Bowers & Wilkins que el sábado vino de perlas a todos los amantes del género sin cuerpo para la incesante lluvia. El día anterior se nos cayó del cartel Helena Hauff, pero la última noche de festival tuvimos ocasión de disfrutar y de lo lindo con la sesión de Or:la, una joven dj sin miedo a arriesgar que, amadrinada en todo momento por una cariñosa Avalon Emerson, ofreció una sesión de techno oscuro y maquinal con puntualísimos guiños a la galería (qué bien supo esa “Magalenha” de Carlinhos Brown). Y como no hay elogio sin crítica, acabar este repaso pidiendo a la organización del festival que les devuelva los urinarios de pared a ellos y duplique los baños para ellas. Es de justicia.

Texto: Hedda

25/06/2018
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