Proveniente de la tierra de Iggy Pop, Ann Arbor Michigan, pero establecida en Brooklyn NY, Ina Cube es Laurel Halo. Más que un personaje cósmico de algún videojuego por aún realizarse, Laurel Halo ha escogido ser avatar de la nueva época musical, transmitiendo olas de new age y síntesis analógica al mismo tiempo que coquetea con el avant garde y el jazz libre. A lo mejor eso ya no apantalla tanto como antes, pero lo de Laurel Halo tiene pasión y ultra visión.
Con un par de EP’s en la influyente Hippos in Tanks (casa de Games, Gatekeeper, Hype Williams y Nguzunguzu), Laurel Halo rápidamente se establece como parte de la realeza de los estados de la América informáticamente alterada, al lado y de la mano de James Ferraro y Oneohtrix Point Never. Ya la BBC comentaba que lo de Laurel Halo invitaba a “prepararse contra un torrente de cielo y de choques”, por esa capacidad de alternar entre profundas atmósferas y el arrebato de fluidos ritmos.
Su primer larga duración, "Quarantine",es editado a través de Hyperdub (casa de Burial, Kode9, Ikonika y King Midas Sound) y poco tiene que ver con el par de EP’s anteriormente entregados por la artista neoyorquina asentada en Brooklyn, los titulados "King Felix" y "Hour Logic", de 2010 y 2011, respectivamente. Aunque no exentos de las atmósferas opresivas dominantes en este álbum, aquellos dos EPs yacían en realidad en dirección a la pista de baile entre interesantes acercamientos al synth-pop o al techno. Pero en ‘Quarantine’, Halo se desentiende por completo de los beats para abandonarse a una especie de ambient mutante y por momentos casi tan espeluznante como la cubierta del álbum (cortesía de Makoto Aida) aunque, también, ligeramente entregado a las redes del pop.
Hasta este momento, Laurel Halo va en un ascenso que es intermitente y constante.