Son presentados como un cruce entre Ariel Pink, The Kinks y David Bowie, y lo cierto es que ninguno de estos nombres desentona al lado de este alucinógeno dúo formado a caballo entre Olympia y Nueva York en 2005. Obsesionados con The Brian Jonestown Massacre y con unas composiciones en las que suenan como si The Flaming Lips y The Doors estuviesen encerrados en un mismo cuarto, Sam France y Jonathan Rado siguen ahondando en ese camino del pop iconoclasta y retorcido que hará las delicias de los amantes de las rarezas.