No es necesario decir que el ARF es uno de los festivales con más prestigio del territorio nacional en lo que a nivel musical se refiere, pero sí es justo comentar que el tono de esta edición era algo "low" en comparación a lo que tienen acostumbrados a los rock'n'rollers.
A continuación y en el segundo escenario (Respect) giro musical con Dead Cross, la banda de Mike Patton (Faith No More) con Dave Lombardo (Slayer) a la batería, que dieron un chute de punk metal hardcoriano con resultado desigual para los allí presentes. El jefe Patton hizo lo que le apeteció jugando micro en mano con ese instrumento maravilloso que Dios le ha dado y sorprendiendo a la audiencia con un repertorio que incluyó una versión de "Bela Lugosi´s Dead" de Bauhaus y un bis raro con compases de "Raining Blood" de Slayer y de "Epic" de (mis adorados) Faith No More.
A continuación los MC5, que se presentaban como MC50 con motivo de su tour 50 aniversario con miembros de formaciones como Zen Guerrilla (Marcus Durant, voz), Soundgarden (Kim Thayill, guitarra) o Fugazi (Brendan Canty, batería). No nos parecieron atractivos a priori así que hora de avituallamiento y descanso a la espera del stoner de Nebula. Tras su regreso en 2017 parecen estar algo desengrasados pero convencieron a aquellos a los que Chris Robinson había robado la energía. Para cerrar la jornada del viernes y sustituyendo a Urge Overkill (que iban a tocar íntegramente "Saturation" y se cayeron del cartel por problemas de salud a pocos días del festival), las británicas Girlschool. Sólo dos palabras: women power.
Mientras esperábamos que se subiera al escenario la señorita Jett dimos un tiento a la zona Thrasville, que este año traía unas propuestas atractivas durante el fin de semana como Wolf Wolf o las cinematográficas The 5,6,7,8's, pero la atmósfera calurosa y algo cargada nos echó para atrás. Además en la lejanía ya empezaba a sonar "Victim of circunstances", lo que nos indicaba que la reina Joan Jett ya estaba al mando de The Blackhearts. Cual diosa del rock vestida de cuero nos dio lo que esperábamos y un poco más con "Cherry bomb" de The Runaways, "Love is pain", el himno "I love rock'n'roll" "Crimson and clover" (versión que me encanta) o "I hate myself for loving you".
Pero daba igual porque nosotros ya estábamos a la espera de los noruegos Gluecifer. De lo mejor del festival, consiguieron levantar el tono bajo de este año con su contundencia desde el norte. "I got a war", "Take it", "Get the horn" o "Rock throne" pusieron broche final a esta edición del ARF que como siempre nos hace seguir teniendo esperanzas de que, en un panorama festivalero plagado de carteles hechos a golpe de talonario, aun tenga cabida el mero disfrute de escuchar música sin etiquetas. Con la revelación de Wilco como primera confirmación para 2019 qué vamos a decir: buena música, buenos alimentos y buena compañía, pues volveremos over and over again. Larga vida al Azkena.
Texto: Srta. Analógica
Fotografías: ARF