La jornada del sábado comenzó en el Jardín Botánico Atlántico de Gijón bajo un espléndido sol primaveral. Los primeros en hacer acto de presencia fueron Huias, pero servidor aún estaba desayunando para coger con fuerza la segunda y última jornada. Al llegar al recinto, mientras suena de fondo Throwing Snow, nos avisan de que debemos parar en la cafetería de éste si queremos tomar algo, ya que la barra colocada por la organización para tal fin, está imposible. Nos sorprende lo animado de la sesión, puesto que estamos acostumbrados a que en medio del vergel asturiano, suenen melodías más oníricas. Cuando por fin tenemos contacto visual con la pequeña pérgola donde se sitúan los artistas, comprobamos que el “escenario prometedor” es más bien una romería con música propia de un after ibicenco cortesía de Luke Abbott (último de los artistas de la sesión matinal), lo que sumado al postureo predominante se traducen en dos cosas que no son santo de mi devoción. Quizá el hecho de que sólo cueste tres euros la entrada matinal, hace que los que quieren ver y dejarse ver, suban en masa. Me imagino que acabarán limitando el aforo (y subiendo los precios).

Como compensación, una agradable comida rodeado de gente muy maja sirvió para reponer fuerzas de cara a la sesión nocturna. Ésta comenzó en el teatro con la obra “Proyectors” de Martin Messier, en la que haciendo gala de su sobriedad habitual utilizó un laptop y el sonido de tres viejos proyectores de cine de 8mm para ofrecer un despliegue auditivo y visual que interesó vivamente a los espectadores.

A continuación, Herman Kolgen nos deleitó con un segundo proyecto: “Different Trains”. Una interpretación con cuarteto de cuerda de la obra homónima de Steve Reich. Sencillez en las antípodas de “Seismik”

Primera visita del día al templo desacralizado de la mano de LCC (antes conocidas como Las CasiCasiotone) Las asturianas presentaron su inminente álbum debut “d/evolution”, grabado en el sello Editions Mego. Electrónica desasosegante y oscura, acompañadas por un trío coral que reforzó el misticismo de su actuación. Conviene no perderlas de vista.

El siguiente en actuar fue el joven Koreless, que mostró su propuesta de graves y ritmos rotos influenciados por el jazz. Hubo que esperar a los temas finales para que el ahijado artístico de Jamie XX hiciese alguna concesión al baile siempre ansiado por los presentes.

De vuelta al teatro, Atom TM no dejó títere con cabeza mediante unos visuales absolutamente críticos con el establishment musical y un sonido que bebe de Kraftwerk pasados por un filtro punk. Magistral demostración de poderío del alemán. Lo que inicialmente parecía un desatino -volver al teatro a la una de la mañana- se convirtió en un fiestón en toda regla.

Otra vez camino de la iglesia para un rush final que comenzó con Rival Consoles. IDM y techno cañero basados en temas de sus últimos álbumes hicieron bailar al personal y lo dejaron listo para Aoki Takamasa. Techno profundo y minimalista, impecable en su desarrollo técnico. Convenció y triunfó. Algo tienen los japoneses que comulgan a la perfección con el público del L.E.V. Así sí, simplemente sublime.

Vessel lo tuvo fácil para cerrar esta edición del L.E.V. después de lo arriba que nos habían dejado el músico alemán en el teatro y el nipón en la iglesia. Con una actuación desigual, interpretando a su manera techno, house, bass music, oscuridad, y formando una amalgama que cumplió con las pocas exigencias de un público dispuesto a bailar lo que fuera en ese momento. Quizá porque ya teníamos la mente y el corazón puestos en el L.E.V. 2015.

16/05/2014
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