Un año más, el Otero Brutal Fest vuelve a abrir mi particular agenda de festivales. La novedad más importante a destacar de esta nueva edición (la cuarta) es, sin duda, el salto de la sala al recinto al aire libre y todo lo que ello suele suponer: más aforo y grupos más importantes.

Cuando llego al recinto, el trío asturiano Totenghot acaba de subirse al escenario y descarga una retahíla de notas oscuras, lentas y pesadas que atraen la atención del respetable. La banda presentaba un EP de lo más recomendable y a pesar de que aseguran moverse entre muchos y variados estilos, los que más predominan en su sonido son el doom, el gothic y el black metal.

Mientras el siguiente grupo se prepara, me voy a la barra a por mi ración de cerveza. Este año el festival tiene su propia moneda, así que antes he tenido que cambiar unos euros. Los precios son muy asequibles, como viene siendo habitual.

La gente empieza a abarrotar la sala cuando los también asturianos Teksuo comienzan el show. Ampliamente conocidos en la escena metalcore, presentaban " A New Way to Bleed", su último trabajo, aparecido a finales del pasado año. Aunque el sonido no fue tan bueno como el de sus predecesores, disfrutamos de lo lindo con su contundente música aderezada con la característica combinación de voces melódicas y guturales de Diego.

Thirteen Bled Promises son una de mis bandas favoritas dentro de su estilo (death/grindcore) y me preguntaba si estarían a la altura de mis expectativas. La banda se entregó a muerte en el escenario con un Turri desatado pidiendo "cuernos" y amenazando con cagar biblias. Son unas bestias en directo, pero, al igual que con Teksuo, el sonido no me acabó de convencer.

Nashgull tampoco se quedan cortos en lo que a bestialidad se refiere. El grindcore de la veterana banda gallega arrancó pogos al personal, cada vez más animado, a pesar de que su vocalista insistía en que no nos movíamos un carajo. Desde luego, difícil es intentar emularlo a él: puro nervio desatado en el escenario que contrasta con la pasividad de sus compañeros.

Los telones con el logo del macho cabrío anunciaban a Sound Of Silence, una banda asturiana de deathcore que ya he visto en varias ocasiones y siempre disfruto. Como es habitual en sus conciertos, sonaron como una auténtica apisonadora. No faltó en su repertorio mi tema favorito, "Viendo Al Cielo Llorar" , que abre su ya lejano primer trabajo. Una gozada.

Una vez acabado el concierto me pasé por los puestos de comida en los que, además de las clásicas hamburguesas y bocatas, podías encontrar productos veganos (las hamburguesas estaban buenísimas). Justo cuando estoy acabando de comer me entero de que, a pocas horas del comienzo del festival, Dr. Living Dead han cancelado su concierto por motivos de salud de uno de sus componentes. La organización poco pudo hacer a parte de pedir disculpas. Una lástima, porque según tengo entendido son unas auténticas bestias en el escenario.

El disgusto me duró hasta que Anestesia comenzaron el que para mí fue el mejor concierto del día. Curtidos en mil batallas, dejaron claro desde el primer momento que habían venido a darnos a todos los presentes una lección de buen hacer y sobre todo de ACTITUD. El público respondió con contundentes pogos a su música, mezcla de punk, thrash, hardcore..., que en algunas ocasiones recuerda a los primeros S.A. Una vez terminado el show, se despidieron agradeciendo a la organización el haber contado con ellos y aclarando al respetable que prefieren el pacharán al Jägermeißter. La verdad es que yo también.

Soy muy fan del thrash, sobre todo del europeo, así que os podéis imaginar lo que supone para mí ver a Sodom por primera vez en directo. Pertenecientes a eso que se ha dado a llamar Big Four alemán, el grupo estuvo a la altura de su leyenda. El sonido fue bastante deficiente en los primeros temas, pero se ajustó a tiempo para disfrutar de la acelerada y cachonda "Surfin' bird" que empalmo con "The Saw Is The Law". Dentro de sus temas clásicos "Ausgebombt" y "Nuclear Winter" estuvieron entre mis favoritas, sin desmerecer trallazos más recientes como la tremenda "Sacred Warpath".

Con un pitido importante en los oídos, cansado, pero muy satisfecho, abandono el recinto pensando en lo que me deparará el día siguiente.

Cuando el sábado llego al festival, los catalanes Kid On Rage están terminando su concierto y Kim canta con las primeras filas subido a la valla. Llego más tarde de lo previsto y bastante acalorado por la carrera, así que aprovecho para acercarme a la barra a por la correspondiente ración de cerveza. El motivo del retraso es que mi cámara fotos ha pasado a mejor vida y, en vano, intento hasta el último momento hacerme con otra.

Los siguientes en saltar a la palestra son los moscovitas Siberian Meat Grinder, cuyo principal atractivo consiste en unas afiladísimas guitarras (que cualquier grupo de thrash envidiaría) y dos vocalistas enmascarados que consiguieron arrancar del público circle pits y pogos por doquier. "A crossover gang from Russian frozen hell" es como ellos mismos se definen y yo no podría estar más de acuerdo. Entre sus trallazos, merecen especial mención "Walking Tall" y "Laughing In Your Face". Uno de mis conciertos favoritos del día.

Le toca el turno al brutal hardcore de Broken Teeth, un grupo de Manchester que tan solo una semana después sacaría a la venta su último trabajo, "At Peace Amongst Chaos". En su repertorio intercalaron algunos temas del susodicho álbum, como "Leach Regress the snake" y "Show No Mercy", con otros más antigüos como "On The Edge".

Con Terror llega el primer peso pesado de la noche. Ya no cabía ni un alma y durante todo el concierto Scott Vogel no cejó en su empeño de que los circle pits no pararan ni un instante. Lo consiguió, claro, a base de temazos como "Stick Tight", "Overcome", la inconmesurable "Bad Signs", "Spit My Rage", "You're Caught", que Scott presentó como su tema favorito, o "Keepers Of The Faith". Una auténtica fiesta del hardcore.

Y qué mejor que rematar la jornada con uno de los grupos hardcore/punk más influyentes: nada más y nada menos que Sick of It All, que precisamente están celebrando su 30 aniversario sobre los escenarios. Y "30 años no son nada" es lo que debieron pensar muchos viendo la desbordante energía de sus componentes, en particular Lou y Peter Koller. El primero, carismático a más no poder y con una actitud arrolladora, y el segundo, saltando constantemente, corriendo de un lado a otro y pegando patadas en el aire mientras nos atraviesa a todos con sus riffs. "Sanctuary", Step Down", "Us Vs Them" y "Die Alone" fueron algunas de las canciones que hicieron que el público llegara a la catarsis musical.

Abandono el festival mientras se oye la intro de los cachondos Black Panthys Party. Una lástima perderme también a Escuela De Odio, pero es tarde y al día siguiente toca madrugar.

Long live Otero Brutal Fest!

19/05/2016
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