Izaro nació en la Nochevieja de 1993 en Mallabia, un pueblo vizcaíno de poco más de 1.000 habitantes a seis kilómetros de Eibar. Canta desde pequeña y siempre le atrajeron las tablas. Compositora, romántica y soñadora, es una de las artistas más reconocidas en el País Vasco gracias a su frescura y sensibilidad.
Nunca un artista vasco tan joven y en tan poco tiempo había conseguido llegar a colgar el cartel de “no hay entradas” en todos los templos de la música de Euskadi (Auditorio Kursaal, Palacio Euskalduna, Teatro Victoria Eugenia, etc.). A pesar de su juventud ha recogido ya diferentes premios a su carrera: nominación en los Premios MIN a mejor álbum en euskera por “om” en 2016, el premio Musika Bulegoa por “eason” en 2018, a su compromiso con la defensa de la mujer (Juntas Generales de Bizkaia); también ha recibido la llamada de cineastas como Ben Sharrock o Lara Izaguirre que han usado su música en sus obras cinematográficas (Pikadero y Nora), ha colaborado en congresos internacionales por la defensa de los derechos humanos, y ha colaborado también con la Euskadiko Orkestra (Orquesta Sinfónica de Euskadi). Su más reciente trabajo “Limones en Invierno” publicado en enero de 2020 fue número dos de la lista de discos más vendidos en España. Y todo lo ha construido desde la autogestión y la autoedición. Un soplo de aire fresco.