Hacía un buen puñado de años que no entraba a la sala Estilo de Oviedo, y no es precisamente porque no suela asistir a conciertos. Si mal no recuerdo, la última vez que crucé sus puertas corría el año 1993, y Héroes Del Silencio presentaban "El Espíritu Del Vino". Guardo gratos recuerdos de aquella noche, igual que los guardaré de este 14 de febrero de 2014.

En el momento de mi llegada al recinto, la gente se amontonaba más en la calle que en el interior, donde Mercyless ya tenían su concierto mediado. Los asturianos descargaban su furioso Brutal Hardcore para unos cuantos asistentes que ya empezaban a practicar el mosh pit que reinaría durante toda la noche. Descargaron temas de varios de sus trabajos, incluyendo una versión de Hatebreed ("Smash Your Enemies") incluída en su primera demo. Si queréis conocerlos más a fondo os recomiendo su último disco, "Siempre Fuertes".

Una vez concluído el concierto, me acerqué a la barra para pedir a una atormentada camarera que me sirviera una cerveza. Digo atormentada porque cuando iba a pagar me dijo: "buf, qué paz". Le podría haber respondido "pues no te queda nada", pero pensé que sería mejor que lo descubriera por sí misma.

Los siguientes en subirse al escenario fueron The Black Panthys Party​, que sustituían a los gallegos Twenty Fighters. Creo que no encontraré mejor definición que la que ellos hacen de si mismos: "Si estás cansado de actitudes normales, estereotipos musicales y de bandas correctamente incorrectas, quizás puedas decir que The Black Panthys Party es la mejor banda Punk HxC, calidad precio, de la historia". Y es que muy pocos se libraron de la quema. Hubo temas dedicados al rey, a la infanta Elena, a Paquirrín, a los curas pedófilos (impagable su vídeo de "Párroco Siffredi" en directo), a Cayetana de Alba... Incluso se atrevieron con el clásico de Motörhead, "Ace Of Spades". Enorme también su carismático frontman corriendo y cantando entre un público que empezaba a abarrotar el recinto. En definitiva, un grupo que no debéis perderos si tenéis oportunidad de verlo en directo.

Los logos de un macho cabrío dentro de un pentágono, que adornaban el escenario, dejaban entrever que era el turno de Sound Of Silence, una veterana banda con un aplastante sonido a medio camino entre el Metalcore y el Deathcore. Los asturianos, repasaron temas de su último disco "El Anochecer", al igual que alguno de sus clásicos como "Viendo Al Cielo Llorar", que hizo las delicias de un público cada vez más enloquecido. También consiguieron arrancar algún que otro headbanging al pequeño grupo de metaleros clásicos que había frente a mi, y que hasta ese momento habían estado bastante estáticos.

Una vez acabado el concierto nos preparamos (si es que alguien puede prepararse para semejante experiencia) para ver a Napalm Death. Los de Birmingham retornaban a tierras asturianas con el concierto de Gijón del pasado año aún reciente en la mente de muchos de nosotros. Así que la excitación era máxima, al menos por mi parte. Es difícil explicar con palabras la apisonadora sónica que significa la música de estos cuatro tipos en directo, en la que no hay lugar para canciones lentas ni medios tiempos. Uno tras otro, sin tregua, fueron cayendo los temas de su set list. "Silence is Deafening", "Everyday Pox", "Unchallenged Hate", "The Wolf I Feed", "When All Is Said And Done", fueron algunos de los guiños a sus discos más recientes. Más de uno empezaba a "nadar" sobre las cabezas del respetable y el mosh pit no cesaba. Para mí, la catarsis llegó con sus temas más clásicos: "Necessary Evil", "Greed Killing", y sobre todo "Scum", la versión de los Dead Kennedys, "Nazi Punks Fuck Off", "Siege Of Power", o la imprescindible (y corta) "You Suffer". Para un servidor, lo mejor de la noche. Y digo para un servidor, porque para la mayoría de los presentes lo mejor estaba aún por llegar.

Una vez terminado el concierto de Napalm Death, fuimos tomando posiciones para Hatebreed. Sí, ya sé que en principio este era el turno de The Exploited, pero los controvertidos punks tuvieron que cancelar las tres últimas fechas de la gira a causa del infarto sufrido por Wattie Buchan en mitad del concierto de Lisboa. La organización del evento ofreció devolver el importe de la entrada a los que así lo quisieran, pero teniendo en cuenta el elevado número de asistentes (no veía nada parecido desde el concierto de Graveyard, en la sala Acapulco), no debieron ser muchos los que optaron por quedarse en casa.

La banda de Metalcore estadounidense era cabeza de cartel por algo y lo descubrí en cuanto salieron al escenario. Su frontman, Jamey Jasta, pedía "show me your fist", "let me see your hands" o hacía el gesto inequívoco del circle pit con su mano y el público respondía inmediatamente como si de un general y su ejercito se tratara. Un número de asistentes cada vez más numeroso seguía "nadando" por encima de la gente, mientras la banda intercalaba temas recientes, como "Honor Never Dies" o "Dead Man Breathing", procedentes de su último disco, con otros más antiguos como "Driven By Suffering", "Perseverance", "Defeatist", "Live For This", "This Is Now", o la celebradísima "Destroy Everything". Brutal.

Una vez finalizado el concierto, tocaba asalto al stand del merchandising (me hice con una copia de una edición limitada a 500 de "The Code Is Red...Long Live The Code" de Napalm Death, of course), mientras las caras de felicidad se mezclaban con comentarios satisfactorios sobre este Tour Of Chaos, adelanto de auténtico lujo de lo que se nos viene encima el próximo 31 de julio, en Viveiro, con el Resurrection Fest. No sé lo que harás tú, pero yo no me lo pienso perder.

23/02/2014
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