De la nueva (ya no tanto) ola de garage americano podemos decir muchas cosas, pero no que no ha generado productos que géneros como el indie, el grunge o el shoegaze no habían sabido explotar. Esa santa conexión entre el rock psicodélico y árido de los ’70 con la irreverencia del punk adolescente es lo que gente como Jay Reatard, Jacuzzi Boys...
De la nueva (ya no tanto) ola de garage americano podemos decir muchas cosas, pero no que no ha generado productos que géneros como el indie, el grunge o el shoegaze no habían sabido explotar. Esa santa conexión entre el rock psicodélico y árido de los ’70 con la irreverencia del punk adolescente es lo que gente como Jay Reatard, Jacuzzi Boys o Black Lips han sabido adoptar. A todo eso, hay que agregar a White Denim, un grupo que no disfruta de la masividad de los proyectos antes mencionados pero que, a su vez, fusiona esos ritmos con estructuras de free jazz, rock experimental y actitud espasmódica en directo. Auténticas maquinolas nerviosas. ¡Espásticos!.
Los prolíficos texanos White Denim son ahora cuarteto (el guitarrista Austin Jenkins se ha sumado a James Petralli, Joshua Block y Steven Terebecki) y con dos guitarras refuerzan las armonías cohesivas, centrando las canciones en un único eje rítmico y melódico con menos aristas. Domestican los riffs y la voz, más suave y modulada. Sus albumes son de apariencia digerible pero sin renunciar a la complejidad, encapsulada dentro de canciones que no por ser menos áridas son menos atrevidas y que mantienen sus especias habituales: ritmos de contundencia sincopada, excursiones afro, escalas frenéticas, si bien más que al garage y al math-rock remiten al rock clásico de la Costa Oeste, de donde también era Zappa.