Biografía

Swans es una banda de Nueva York formada por Michael Gira en 1982. Un año después ya llegó a las tiendas de la mano de Neutral su álbum de debut, “Filth”, que algunos compararon con bandas de la escena No Wave como Mars y Sonic Youth. Fue el primer lanzamiento en mostrar el característico sonido de sus inicios, es decir, un rock experimental muy ruidoso a base de una percusión abrasiva. Su siguiente trabajo, “Cop”, fue comparado por algunos como una suerte de heavy metal tocado a cámara lenta. Pese a ser un trabajo oscuro, “Greed” se alejó bastante del salvajismo y la energía descontrolada de sus predecesores. Fruto de las mismas sesiones de grabación surgió el cuarto LP, “Holy Money”. Su continuación, “Children Of God”, mostró en sus letras cierta imaginería religiosa y una instrumentación más variada. “The Burning World” fue el último largo de los 80s, en el que expandieron la paleta acústica que ya empezaron a mostrar en anteriores grabaciones. De hecho, se atrevieron a experimentar con elementos de folk y world music.

Con Young God, el sello del propio Michael Gira, lanzaron en 1991 “White Light From The Mouth Of Infinity”, que fue descrito como una mezcla del sonido rudo de sus inicios con sus últimos flirteos pop. Aquí entró rock acústico, blues y, por supuesto, noise. Tras “Love Of Life”, en 1995 llegó “The Great Annihilator”, que pese a su título, se considera el álbum de Swans más accesible. Así hasta llegar al supuesto final de la banda. Gira decidió hacerlo por todo lo alto, con un disco ambicioso y una gira mundial. “Soundtracks For The Blind” (1996) es un doble LP de casi dos horas y media de duración y 26 canciones que recorren las grabaciones de campo, la música experimental, el dark ambient, el post-industrial y el post-rock. Tras 14 años de parón, el retorno de la banda se plasma con "My Father Will Guide Me Up A Rope To The Sky" (2010).

El regreso de Swans no está siendo un regreso habitual. Normalmente, los grupos vuelven, facturan un disco que en el mejor de los casos es medianero, hacen una gira revisando viejos éxitos y salen por donde han venido. En este caso, la vuelta a la actividad de la banda de Michael Gira ha sido tan arrolladora como un tren: tanto es así que en los conciertos no tienen necesidad de apelar al pasado y se bastan con el excelente ‘My Father Will Guide Me Up A Rope To The Sky’ (2010), el álbum con el que volvieron tras casi quince años de parón. Ahora, tienen que pensarse el repertorio porque el mastodóntico "The Seer" (2012), con más dos horas de duración, ha superado todas las expectativas.

Recapitulemos: en 1982 Gira funda Swans, una banda entre el arrebato post-punk y el ruidismo industrial, que disolverá en 1997. Una cosa que los diferenciaba entre la parroquia industrial es que esconden cierto halo poético en la aridez de su música. En realidad, sus largos desarrollos instrumentales recuerdan más a la inmensidad de un desierto durante el crepúsculo que al imperio de la máquina. Tras la disolución de Swans, Gira proseguía su carrera bajo su propio nombre y con Angels of Light -mucho más tendentes hacia el folk-, además de fichar para su sello, Young God, a gente como Devendra Banhart o Akron/Family. Pero en 2009 siente que las nuevas canciones necesitan el viejo traje de Swans y pone en marcha otra vez la maquinaria, reuniendo a parte de sus antiguos compañeros -él es el único miembro permanente en la historia del grupo- y poniéndose manos a la obra.

El doble disco "The Seer", al igual que ya hiciera ‘My Father Will Guide Me…’, entronca la tradición de los Swans seminales con las vistas de Michael Gira en solitario o con Angels of Light. Los abrasadores drones -bloques musicales compactos y que se repiten de manera continua sin muchas variaciones- de la canción que da título a la obra, un monstruo de media hora, pero también de ‘Avatar’ o ‘A Piece Of The Sky’, suenan como unos Godspeed You! Black Emperor apocalípticos dirigidos bajo la batuta de David Eugene Edwards -16 Horsepower, Wovenhand-. Campanas, percusiones antediluvianas, guitarras enmarañadas, golpes, todo funciona milimétricamente. También hay espacio para canciones más “convencionales”, como la fantástica ‘Lunacy’, que abre el primer disco y en la que participan Alan Sparhawk y Mimi Parker, de Low, o ‘Song For A Warrior’, que hace lo propio con el segundo disco y que es cantada por Karen O, cuya dulzura contrasta con la voz cavernosa de Gira. Otros insignes invitados para la ocasión son Akron/Family y Grasshopper, de Mercury Rev.

La principal dificultad de "The Seer" es que una obra de este tamaño -no en vano Gira afirma que le ha llevado treinta años construirla- no encuentra un fácil hueco en nuestra cotidianeidad, en nuestra rutina diaria. Necesita ser escuchada, al menos cada una de las partes, de principio a fin, pues cada pista constituye un crescendo en la tensión hasta acabar en un final desdibujado en el que la sólida estructura de cada parte se diluye en un magma amorfo, como si se fuera por el desagüe. No se puede tener como música de fondo sino que uno necesita dejarse llevar por completo por la experiencia de su escucha para poder apreciarla, y encontrar dos horas en nuestras ajetreadas vidas (aunque no sean seguidas) es bastante complicado. La otra dificultad añadida es que, visto de lo que son capaces en directo, el disco puede parecer un pálido reflejo. Es raro que una casa tenga un equipo de 10.000 watios para conseguir que la locomotora Swans te pase por encima y si lo tiene es más raro aún que los vecinos te dejen usarlo. Sin embargo, la experiencia de "The Seer" enlatada es otra: su contundencia se basa en las poderosas imágenes que crea en la mente de quien lo escucha, y se van asimilando lentamente, dejándose reposar. Realmente merece la pena buscarse un hueco en nuestro quehacer diario, preferentemente al atardecer, para poder disfrutar de esta obra monumental.


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