Biografía

En agosto del año 2009 se empezaba a oír hablar de Pure Ecstasy (entonces el sintagma se completaba sin este apócope modal tan psicoactivo). Algo había en esa esa psicodelia mareada hasta el derrumbe átono, drogada hasta el desmoronamiento tónico, lavada en distorsiones aletargadas que desperdigaba ecos hasta el infinito de la cavidad timpánica y provocaba el estremecimiento de la cóclea rebotando taciturnas, desérticas, desamparadas y desesperadas, a veces destartaladas, las notas desdibujadas e imprecisas del borroso sonido de los de Austin. Brotaban así las primeras melodías lenticulares y oscilantes que mecían esa desidiosa armonía basada en saturaciones del sonido, ruido, indie-rock asmático, drones serotonínicos, dreampop deconstruido y resquebrajado, sintético space rock roto y un slowcore gaseoso, cegador y ciertamente extático. Nate Grace, Jesse Atkins y Austin Younblood, tres amigos tejanos de toda la vida, dejaban caer las primeras gotas de esa sustancia en su primera casete en Leftis Nautical Antiques. Future Nostalgia, se llamaba y nostalgia futura, era exactamente lo que provocaba. Reverberada, buscando su felicidad en el error imperfecto de su sonido capeado, escacharrado y metálico, en la ventosa baja fidelidad manifiesta y en falsetes dinámicos, próximos, distantes, que suspiran y se estiran en ese espacio caliginoso y confuso, caluroso y encantado, sucio e incluso trash, desde el que esta nu-piscodelia entactógena hace súbita una melancolía jubilosa. Ahora empatógena, placentera, después pura fruición y deleite complaciente. Luz y bruma ascendente. Pleasure.

A esta primera referencia les siguió su primer single en su propio sello (Light Lodge, que vio salir ese magnífico EP de SURVIVE, Silver Pines, entre otros), de nombre Easy (también incluido en este álbum) y que, junto al split con Sleep ∞ Over (seguimos esperando su largo), fueron el anticipo del fichaje de los tejanos por una de esas casas discográficas por aquí más mentadas: Acéphale. Voices sería ese nuevo single (también en este largo incluido) y la coedición de You’re In It Now, por fin como EP y en 12”, entre su propio sello y este canadiense que tanto citamos. Chain Reflections, un maxi del mismo formato y autoeditado presentaba algunos de los proto-ejercicios musicales que, más cerca de la experimentación y la midriática contemplación, derramarían placenteramente en su álbum debut: Pleasure, que, no hace falta decirlo, lleva muy a gala el disponer y suministrar grandes dosis de placer. Lo hace a través de diez canciones de aluminio suavemente zarandeado y suspiros anhelantes que son vahídos vocales, devastación sonora medida en ruido crepitante y constrictivo, arrugas de un pop disonante para un tiempo suspensivo, lánguidos bajos adormecidos que son dopamina, caricias de guitarras sofocadas e incorpóreas que son endorfina, ritmos propios de un slowcore somnoliento, alucinógeno, y esa voz de Nate que libera y procura, efectiva, una catarsis de apertura emocional empática y sugestiva. De zumbidos susurrados, abizarrados y desorientativos, Pure X generan una fórmula química de nueva psicodelia en slow motion que, es el medio transportador y vasodilatador hacia un estado de felicidad inaudito. Irreal, pero igualmente sentido. Una euforia desconocida que sublima en ligereza mental y física una identificación sónico-afectiva. Si el éxtasis es puro placer, Pleasure es placer dilatado al infinito y una sustancia altamente adictiva.


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