Biografía

Tengamos en cuenta que en Prisma en Llamas se mezclan Margarita, Campamento Ñec Ñec o Bicicross, y es sobre todo estos últimos, a quien más nos recuerda Prisma en Llamas, lo que es sinónimo de marcianismo y flashes de nieve.

A su vuelta de Inglaterra, Pablo Santoro venía con las pilas bien cargadas, pero su anterior grupo, Bicicross, estaba más o menos finiquitado. Hugo Sierra, a su vez guitarrista y cantante de Margarita, quería montar un grupo de hip-hop. De esta forma tan curiosa se unían el ukelele de Pablo y la guitarra de Hugo, aunque el bagaje hardcoreta del primero (Silence in Music, Ensaladilla Rusa) y del otro (Margarita), así como las intenciones hip-hoperas de este último, irían a concretarse finalmente en un pop con mayúsculas.

Poco a poco empiezan a componer, canciones sencillas, con una fuerte inclinación a la melodía y ecos psicodélicos para poner música a pequeñas vivencias surrealistas.

Su primera publicación la constituye una canción para el nº8 de la Doropaedia, "Hay una selva", como parte de un disco conjunto con Anntona, Los Claveles y Wild Honey. Un número que trataba sobre el nada corriente concepto del Procomún, y que les lleva a tocar en el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles. También tocan en Barcelona en el Heliogábal junto a Atomizador (Campamento Ñec Ñec) y Esperit! (Les Aus). Cabe destacar que en los directos, para no llevar las bases pregrabadas, cuentan con la inestimable ayuda de Rubén Pesquera, bajista de Margarita, a los teclados y sintes.

Siguiendo este ritmo vertiginoso, que contrasta un poco con su auto proclamada vagancia, llega su primera referencia, "Aeropuerto Extrañamente Blanco" (Gssh! Gssh!, 2010), un precioso vinilo blanco de 10" que era presentado en la sala Siroco de Madrid junto a Atomizador y El Burro Ácrata de LCDD. Un disco en el que, al margen de modas y estilos, Pablo y Hugo hacen lo que les viene en gana y mejor saben hacer: bonitas canciones de pop.

"Hacer solamente cosas que nos gusten, con amigos, y a ser posible, bonitas y pequeñas". Pues nunca un disco respondió de una manera tan fiel a las intenciones de quien lo hace, ya que el debut de Prisma en Llamas es un precioso artefacto de 10" en vinilo blanco que contiene seis canciones redondas de pop, con un exquisito gusto por la melodía, y un estilo que oscila entre la psicodelia sesentera y el c86, más en espíritu que en intenciones sonoras. Canciones que narran peculiares historietas surrealistas, pequeñas bromas privadas, cuyas melodías pegadizas afloran como voces desde el baño entre un estruendo de cacharros en la cocina para, con todo el encanto de lo amateur, regalarnos un disco con momentos realmente épicos -"Óxido" o la inconmensurable "Cadete"-, y un sonido que los desmarca de cualquier escena o etiqueta, aunque comparta similitudes con bandas como Cohete, Thelemáticos o Charades. Un debut realmente asombroso.

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