En 2006 Nathan Fake debutaba en formato largo con “Drowning In a Sea Of Love”, un tratado de sensibilidad electrónica con el que intentaba transmitir momentos de felicidad tan pura y nítida como la que sentía de niño. Un primer álbum con el que el pequeño genio del laptop daba un paso más en su apuesta por la música de baile vista desde la perspectiva del post-rock o del shoegazing (reminiscencias de Mogwai, ambientes My Bloody Valentinescos...), con drones y bleeps burbujeantes, y una clarividencia melódica y harmónica mucho más cercana al progressive rock que al progressive house.
Ya con su primer trabajo para Border Community, ‘Outhouse’ (03), una auténtica deflagración sónica de 8 minutos, Nathan despuntó por su capacidad evocadora con un túnel de resonancias y ecos que sería el equivalente musical del trip cósmico del final de 2001. Su siguiente affaire con el sello de Holden sería la lírica, onírica y emocional ‘The Sky Was Pink’, que en una estremecedora y lacrimal remezcla de Holden se convirtió en LA canción de 2004 y un auténtico tema de culto hasta hoy.
Una discografía a la que hay que sumar pequeñas joyas como el epé ‘Dinamo’ (05) para el exquisito sello alemán Traum o su ajustada remezcla de ‘Issst’, de los imparables e impagables alemanes Tiefschwarz. Alumno aventajado de Boards Of Canada y de toda la electrónica con sentido y sensibilidad, Nathan Fake ha dejado de ser una promesa para ser una incontestable realidad.
