A los británicos siempre les ha gustado mirar hacia atrás a su pasado con una nostalgia frecuentemente bañada de conservadurismo ideológico, hasta que llegaron gente como Ray Davies o Syd Barrett y trastocaron esa mirada hacia atrás, claro, bien sea mediante la ironía del primero o el viaje alucinante del segundo. The Monochrome Set tomaron más elementos de estos dos señores que de la estética romántico-revolucionaria traída por la Westwood de París, y bien que hicieron, porque la capacidad de observación, detallismo e ironía de las canciones incluidas en "Strange Boutique" nos permiten poner sus discos en la estantería entre los de los Kinks y los de XTC. La historia de The Monochrome Set es la historia del post-punk de finales de los setenta y principios de los ochenta.
Nacidos de la escisión de The B-Sides que cristalizó en la aparición de Adam & The Ants, el grupo post-punk afincado en Londres, The Monochrome Set, se formó en el año 1978. Tras la edición de tres singles en Rough Trade ("He's Frank", "Eine Symphonie Des Grauens" y "The Monochrome Set (I Presume), en al año 1980, debutaron con el álbum "Strange Boutique" al que siguió más tarde aquel mismo año "Love Zombies". Tras su fallido LP de 1985, "The Lost Weekend", la banda se disolvió de manera amistosa hasta su primera reunificación en 1989 para publicar un año más tarde "Dante's Casino". Siguieron publicando nuevos trabajos hasta su segunda disolución en 1998.
La segunda reunificación de The Monochrome Set tomó forma tras el derrame cerebral que Bid, su cantante y principal compositor, sufrió el año 2010. Tras superarlo Bid decidió dejar a un lado a su banda Scarlet's Well para volver a sus inicios junto a Lester Square (guitarrista original) y Andy Warren (bajista de la primera época).
La enfermedad y su recuperación dejaron un poso en él que empezó a plasmar casi desde la cama del hospital y que acabaría volcado sobre los surcos de "Platinum Coils", el mejor retorno posible de la banda en el 2012. Más introspectivo en las letras pero sin abandonar su toque extravagante, las melodías se apoyan en la guitarra old-fashioned de Lester Square dando lugar a temas tan pegadizos como "I Can't Control My Feet" o "Free, free, free" conformando una estupenda introducción a esta longeva y guadianesca banda.