Terrorismo lo-fi. ¿Qué ocurre cuando uno tiene muchas ideas pero poco presupuesto para ejecutarlas? La redefinición psicodélica del lo-fi, llamada Hype Williams. Enigmáticos y deliberadamente escurridizos, su nombre fue vilmente robado de un director de vídeos norteamericano y su estilo elude cualquier intento de clasificación tradicional. Un puzzle imposible de sonidos de baja calidad, ritmos desencajados, ruido electrónico, trocitos de cultura pop y humor lisérgico que, contra todo pronóstico, no deja de recibir alabanzas de la crítica especializada.
Entre Londres, Berlín y parece que ahora afincados definitivamente en Leeds (ciudad de gran tradición indie, por otro lado, si recordamos al menos hitos pretéritos como Hood, Empress, Halkyn, Boyracer o 555 Recordings en una etapa, Norman Records, entre otros tantos), esta pareja compuesta por el inglés Roy Blunt y la estoniana Igna Copeland (que también hace sus pinitos en solitario) deambula sobre la contemporaneidad musical más atrevida (morro no les falta; tanto como a veces inspiración) con un sonido adulterado y bizarro. Sumergidos en una mugre de psico-pop electrónico colocado, una psicodelia aturdida por samples, psicofonías y notas de emisiones discordantes de teclados estrepitosos y malsonantes.
Arrastrados por ritmos sincopados de suerte dispar y un dub(step) lo-fi de dormitorio -sí, pero en la calle y entre cartones- que atentan terroristamente con la estructuración convencional y la canción, como concepto; Hype Williams son, más allá de las obvias referencias al mundo videojuego, un auténtico fenómeno con cuya primera parte nominal ya se definen: hype. El dúo lleva componiendo compulsivamente y sin apenas recursos (a la vista y al oído está) desde el 2008 en los que han ido escurriendo sus churretes enfermizos de ambientes aparentemente inofensivos, pero patológicos, en cd-r para Disaro y trabajos autoeditados en epés hasta sus primeros 7”.
Pero no es realmente hasta el año 2010 cuando asoman sus cabezas desde la alcantarilla humeante para salir (acompañados del lastre evolutivo del witch house, los sonidos cacofónicos, las nuevas wave y la hipoventilación lo-fi) a la superficie más visible.