The Hidden Cameras es un grupo de indie pop procedente de Toronto (Canadá), liderado por el cantante, guitarrista y compositor Joel Gibb, único miembro permanente del proyecto. El grupo se completa con varios músicos que tocan una gran variedad de instrumentos, incluyendo una sección de cuerda, que caracteriza la música de la banda.
Su pop...
The Hidden Cameras es un grupo de indie pop procedente de Toronto (Canadá), liderado por el cantante, guitarrista y compositor Joel Gibb, único miembro permanente del proyecto. El grupo se completa con varios músicos que tocan una gran variedad de instrumentos, incluyendo una sección de cuerda, que caracteriza la música de la banda.
Su pop folk acústico y festivo recuerda por momentos a Belle & Sebastian o The Polyphonic Spree, aunque a lo largo de los discos que han publicado hasta hoy, ''The Smell Of Our Own'' (2002), ''Mississauga Goddam'' (2004), ''Awoo'' (2006) y “Origin: Orphan” (2009), han dejado claro que si algo les sobra es personalidad, consolidándose como uno de los combos más atípicos de la escena independiente.
Junto a bandas como The Magnetic Fields y otros artistas como Rufus Wainwright o Antony and the Johnsons, forman parte de una nueva generación de músicos surgida en el pop alternativo que tratan abiertamente la temática homosexual en sus canciones. Las letras de Gibb se caracterizan por su aproximación irónica al amor y al sexo, siendo calificadas en ocasiones como pornográficas por hacer referencias explícitas a temas como los juguetes sexuales o la lluvia dorada. A pesar de este marcado carácter sexual, las canciones del grupo no son duras o sórdidas, sino que están planteadas desde un sentido del humor provocador y sin prejuicios, sonando contagiosamente alegres y luminosos.
En sus directos, Gibbs y sus cámaras ocultas cuentan con go-gos masculinos y proyecciones de vídeo, lo que junto con la interacción con el público, hacen que sus conciertos vayan más allá de lo musical y se aproximen a los happenings, en una espiral acelerada con la que no puedes más que bailar y sonreír. Algunos lo llamaron “gay church folk music”, pero lo suyo es mucho más: la expresión corriendo salvaje en busca de la libertad.