Cualquiera que piense que el hip hop es un camino en línea recta tiene en Sumach Ecks una poderosa razón para cambiar de idea y auparse a la enloquecida montaña rusa que el de San Diego activa cada vez que se pone manos a la obra. Y es que, más allá de ceñirse a un canon concreto, el más extravagante habitante del planeta Warp centrifuga funk, jazz, punk, hip hop, rock de vanguardia, soul y psicodelia para servirlo todo entre beats marcianos y canciones como las que pueblan “A Sufi And A Killer”, un extraordinario ejemplar de patchwork musical que desafía etiquetas y clasificaciones.