Llegó el momento que todos nuestros queridos usuarios estaban esperando: ¡Vuelven las crónicas festivaleras a Fanmusicfest! Así es, los redactores de la mejor web de festivales de España y parte del extranjero se desplazaron a la ciudad de Gijón para dar cumplida cuenta de lo acaecido en la tercera edición del Gijón Sound Festival.
El evento comenzó con la actuación de Fee Reega en la acogedora Colegiata de San Juan Bautista. La alemana (ya casi asturiana de adopción) conquistó al público no sólo con sus canciones a medias entre el surrealismo y el costumbrismo, también con sus nuevos temas influenciados por la electrónica y el final de su show al estilo GG Allin (sin escatología, eso sí). El contrapunto lo puso La Villana con un repertorio más tranquilo e intimista.
Ya en la sala Acapulco, dentro del Casino de Asturias, Ainara Legardón nos proporcionó momentos de calma alternados con otros llenos de furia, acompañada por su inseparable guitarra.
Se ha convertido en un tópico, pero la referencia a Antony and the Johnsons cuando se habla de Scott Matthews es inevitable. Y más, después de verlo en directo. El aire que se respira en el escenario y la fragilidad de las canciones recuerda irremediablemente al británico. Scott se ganó al respetable con su melancólico repertorio y una gran banda respaldándole.
Otro de los escenarios del festival fue la sala Otto (que pronto cerrará, por desgracia), donde José Domingo se erigió como uno de los triunfadores del día. El sonido psicodélico y denso del gerundense obtuvo la aprobación unánime de los allí presentes. Lo mismo, pero en sentido negativo, consiguieron Trajano!. No convencieron su pseudo imitación de Joy Division ni el pobre sonido que les acompañó.
La organización nos confirmó que había solapes entre conciertos (mal endémico de los festivales), así que nos encaminamos al Albéniz para no perdernos ni un solo tema de Flowers. Puntualidad inglesa para los londinenses, que fueron calentando a medida que se llenó la sala. Espíritu shoegaze y melodías noventeras que gustaron a los asistentes. Tomaron el relevo Luna, reunidos de nuevo para defender su legado, según declaró su alma máter Dean Wareham. Durante una hora y diez minutos nos transportaron unos cuantos años atrás en el tiempo en un ejercicio de nostalgia que nos hizo disfrutar como chavales. Por poner algún pero, se hizo corto y quien más quien menos echó en falta alguna canción. La jornada acabó en el Savoy Club con The Puzzles, rock'n'roll clásico sin más pretensiones.
Al día siguiente tocaba escoger, Nick Mulvey y La Habitación Roja en la Laboral o Huias y Matthew Herbert en el Jovellanos. Nos decantamos por estos últimos con la esperanza de mover un poco el esqueleto al son de buena música bailable. Lo conseguimos a medias. Huias estuvieron en su línea, electrónica espesa y oscura de calidad superior. En cambio Herbert ofreció un número esperpéntico basado en un batiburrillo instrumental con un bombo detrás en plan porrompompero. No hubo por donde cogerlo.
Un vistazo rápido a la sala Otto para confirmar que Belako tienen todas las papeletas para ser muy grandes, y corriendo a ver a The Jayhawks en el Albéniz. No hay fallo con los chicos de Gary Louris aunque siempre se echa en falta a un tipo tan talentoso como Mark Olson. Tienen repertorio y clase para parar un tren: Blue, Two hearts, I'm gonna make you love me, I'd run away y las que se dejaron en el tintero.
Cerraron el festejo unos habituales de Gijón como quien dice, El Columpio Asesino. Otros que salen ya con el público entregado de antemano. Energéticos, contundentes, a ratos inquietantes, pusieron un broche más que digno a un festival que puede afrontar el futuro con la cabeza bien alta y henchido de orgullo y satisfacción por el resultado y la buena organización, que incluyó actividades diurnas a las que lamentablemente no pudimos asistir. Prometemos propósito de enmienda para el año que viene.