Simon Rivers, cartero y músico –dos oficios muy castigados desde la masificación de Internet-, se las ha ido apañando –con muchas penas contractuales y pocos medios económicos- para poder publicar esas joyas costumbristas de pop inglés agridulce, castizo, lánguido y apasionado.
Lo suyo evidentemente es una carrera de fondo, con 6 álbumes a sus espaldas bajo TBS y otros tantos que nos harían remontarnos hasta 1986, como Last Party. Han formado parte del cartel de festivales tan considerados como lo son el Tanned Tin o el Primavera Sound.