Con permiso del “Smile” de los Beach Boys, si existe un disco maldito ése es “Third/Sister Lovers”, el trabajo que firmó la defunción de Big Star y, paradójicamente, aupó a Alex Chilton al panteón de los grandes compositores. El disco, una obra maestra de orfebrería musical, supo aunar la grandeza del pop y la tragedia del propio Chilton, injustamente olvidado por la industria y precipitado aquí a abismos insoldables como “Holocaust” y “Kanga Roo”. “Third/Sister Lovers” tuvo que esperar unos cuantos años para abandonar su estatus de trabajo de culto, pero hoy por hoy es uno de esos discos sin los que no se entiende la historia del rock. Normal, pues, que dos años después de la muerte de Chilton y más de tres décadas después de su edición, el batería original de la banda, Jody Stephens, haya reclutado a Mike Mills (R.E.M), Chris Stamey (The dB’s), Ken Stringfellow (The Posies), el productor Mitch Easter y los cantantes Normal Blake (Teenage Fanclub), Ira Kaplan (Yo La Tengo) y Alexis Taylor (Hot Chip), entre otros, para recrear en directo un disco mágico, único e irrepetible.
