El Acerock 2025 volvió a conquistar Mérida este fin de semana con una edición histórica celebrada en el Acueducto de los Milagros, uno de los escenarios más impresionantes de Extremadura. El festival, ya consolidado como una cita imprescindible para los amantes del rock y el metal, se celebró por primera vez en dos jornadas consecutivas.
El viernes arrancó con el esperado concurso de bandas emergentes, que este año superó las 200 inscripciones, incluso con participantes de Argentina, México y Venezuela. Las finalistas —Okultos, Mind Traveller, Koven y No Soul— demostraron su talento frente a un público entregado, confirmando que el futuro del rock en castellano está más vivo que nunca.
La noche del viernes tuvo como cabeza de cartel a Easy Rider, veteranos del heavy metal que desplegaron un repertorio repleto de clásicos, riffs demoledores y un espectáculo a la altura de su trayectoria. Su paso por el escenario del Acueducto de los Milagros reafirmó la esencia del Acerock: un festival gratuito que combina la frescura de las bandas emergentes con la fuerza de artistas consagrados, atrayendo tanto a fans locales como a visitantes de fuera de Extremadura.
El sábado, la jornada grande del festival de rock en Mérida, comenzó con la actuación de la banda ganadora del concurso, cumpliendo así su sueño de tocar en un escenario histórico. Después, se sucedieron actuaciones de primer nivel: Ópera Magna desplegó su épica sinfónica, Godark aportó el punto internacional desde Portugal, mientras que Hijos de Overón y Darkness Bizarre defendieron con orgullo la escena extremeña. Con cientos de asistentes coreando cada canción, la combinación de música y patrimonio convirtió al Acerock en una experiencia inolvidable.
Con esta séptima edición, el Acerock Mérida 2025 se consolida como uno de los festivales gratuitos de rock más importantes de España. La combinación de un cartel de calidad, el entorno incomparable del Acueducto de los Milagros y el apoyo incondicional del público lo convierten en una cita imprescindible del calendario cultural y musical. El balance final no deja dudas: dos noches de convivencia, pasión y música en directo que demostraron que Mérida late con fuerza al ritmo del rock y el metal.