La trayectoria de Le Noise parece dispararse como un cohete autopropulsado con su acertadísima participación en dos de los concursos más valoradas del panorama español: Proyecto Demo de Benicassim’07 y Villa de Bilbao’07; y es que en el primero acabaron semifinalistas y en el último mencionado fueron los ganadores. El término gran banda es el más adecuado para los bilbaínos, ya que está formada por ocho miembros nada menos, y cuando se escucha el álbum a la cabeza vienen recuerdos de Calexico, de Dirty Three o de Nick Cave. Pero sobre todo, Le Noise tiene la misma habilidad para transmitir emociones con su música como la tenían los madrileños Migala. Además, da la casualidad que ambos se basan en la experimentación, en los referentes cinematográficos, en artistas musicales internacionales y sobre todo, en mezclar el post-rock con las fronteras del confuso género americano.
El mayor acierto de su primer trabajo "El camino a casa" (Noizpop, 2008) consiste en recopilar a 8 músicos, hacer que graben un disco y lo toquen en directo sin ningún instrumento grabado, y conseguir no sólo que no sobre ningún instrumento, sino que no se note tanta variedad estilística en el disco. Siguiendo un tanto la estela de grupos nacionales como Manta Ray o 12twelve, los bilbaínos muestran su apego hacia los movimientos musicales más intrigantes, el post-rock, el free jazz o una siempre presente y alargada presencia cinematográfica.
El cine se convierte para Le Noise en una influencia tan grande como para otros grupos los Beatles (según ellos mismos), con el pesado calor del western castigando esas rasgadas guitarras que hacen evocar más calma hipnótica y rabia desfogada que felicidad placentera y facilona. En el camino trazado en el debut de los de Bilbao predomina la intensidad sobre todos los aspectos, y la forma de conseguirlo ha sido introduciendo elementos típicos del rock (guitarras, bajo, batería, voces puntuales), del jazz (saxos, trompetas, órganos) o de concepción clásica (violines) entre otros. A través de tanto instrumento lo que consiguen es arrastrarnos con la misma fuerza por todos esos sentimientos que destila el disco: amor y fe contra odio, dolor y sufrimiento.
Si Neil Young titulaba “Le Noise” su último álbum, la multitudinaria banda vizcaína Le Noise no le hace el feo al canadiense y, tras semejante homenaje, le pone “Neil Young” a su nuevo trabajo. Disco que llega tres años después de su debut. Según cuenta el grupo, la principal diferencia con su primer disco está en la propia concepción del trabajo: “el primero incluía temas compuestos en cinco o seis años, en cambio, en ‘Neil Young’ casi todo ha sido creado en apenas dos meses, con mucho trabajo de composición y arreglos en el propio estudio. Las influencias post-roqueras se han disipado, pero han aparecido otras como el rock australiano o el toque indio” y todo ello, sin perder ni un ápice de su característico sonido cinematográfico.
Esta variedad estilística les hace engrandecer una propuesta que suena sugestiva, y por la que merecerá la pena seguir su carrera hasta encontrar un final que esperemos sea feliz.