A pesar de su formación clásica y de su condición como pianista prodigioso, Francesco Tristano siempre frunce el ceño y mira hacia otra parte cuando le hablan de géneros, estilos, etiquetas y límites en general. No en vano al luxemburgués –afincado en Barcelona- se le ha visto a menudo con luminarias del techno como Murcof, Moritz Von Oswald o Carl Craig, con el que ha colaborado en numerosas ocasiones, trazando la línea que une al piano clásico con los teclados y los sintetizadores de última generación. Pero ahí no acaba su afán explorador: su último trabajo para el prestigioso sello Deutsche Grammophon recupera la interpretación de una pieza de Bach e incluye dos remezclas a cargo de Kirk DeGiorgio y Brandt Brauer Frick. Pero es normalmente en los directos cuando el talento de los grandes músicos e intérpretes se pude apreciar en toda su plenitud. Y Tristano es, sin duda, uno de ellos.