Nuestra experiencia en el Bizkaia International Music Experience (BIME) comienza con el consabido viajecito en coche rumbo al País Vasco. Algo habitual, teniendo en cuenta que Euskadi concentra algunos de los festivales más potentes del norte de la península. Con la puesta en marcha del BIME, Bilbao se apunta otra cita importante dentro del calendario festivalero, a sumar al ya consolidado Bilbao BBK Live.

Lo que ya se sale más de lo normal es hacer el camino ataviados con abrigos y bufandas, y alternando lluvia con granizo durante todo el trayecto. Y es que se hace raro esto de ir a un festival a finales de noviembre... Por suerte (y lógica), el BIME no se celebra al aire libre, sino en el Bilbao Exhibition Center de Barakaldo (BEC!), un enorme recinto que la organización equipó para la ocasión con cuatro escenarios, distribuidos en tres pabellones diferentes. Con el potente cartel como reclamo, decidimos pasar por alto las consideraciones meteorológicas y lanzarnos de cabeza a esta nueva experiencia festivalera invernal.

Llegamos a Barakaldo el viernes a eso de las 19:30h. Después de varios días con una programación dirigida a profesionales del sector, la verdadera chicha llegaba con el fin de semana. Dejamos el coche en el macroparking del BEC! para, sin más preámbulos, sumergimos de lleno en el microcosmos musical. A esa hora se ve poca gente, así que el lugar resulta frío y bastante desangelado. Lo bueno es que no hay colas para recoger pulseras o acceder a los pabellones.

Comenzamos por pegarnos un paseíto por las instalaciones para ir reconociendo el terreno, mientras discutimos qué degustar como aperitivo. Passenger es el primer nombre importante del cartel, aunque después de un pequeño debate decidimos dejar el escenario principal para más tarde y acercarnos al Pabellón 4, donde encontramos un pequeño escenario en formato auditorio. Tomamos asiento en las gradas casi vacías y nos preparamos para ver a David Fonseca, músico portugués prácticamente desconocido en nuestro país. Pop elegante, voz profunda y una propuesta más energética de lo que esperábamos, un comienzo ideal para saltar de nuestras butacas al finalizar la actuación, con ganas de atacar el resto del programa del viernes.

Ahora sí, llega el momento de acceder al Pabellón 3, donde en breves momentos hará acto de presencia John Grant, nuestro primer objetivo ineludible. Cuando enfocamos el escenario principal vemos sobre él a un solitario Mike Rosenberg, sacándole los últimos acordes a su guitarra para poner fin al concierto de Passenger, afortunadamente frente a una audiencia bastante más numerosa que la congregada en el concierto de Fonseca. Más tarde nos enteramos de que así había transcurrido el concierto de Passenger en su totalidad, sin más ornamentos que la voz y la guitarra del cantante. Sinceramente, nos reafirmamos en nuestra decisión de pasarlo por alto.

Más o menos a la hora prevista el señor John Grant (y su banda) toma el relevo en el escenario principal, con look de leñador y combinando saludos en eusquera con un chapurreo bastante digno en castellano. Por desgracia tardo un poco en meterme en materia, el sonido me resulta excesivamente alto y los graves retumban más de lo deseado. Estas distracciones terminan de golpe cuando suena Doesn´t matter to him, que me pone los pelos como escarpias. A partir de ahí el disfrute es total. El señor Grant tan pronto nos hace bailar al son de los cortes electrónicos de su fantástico Pale Green Ghosts, como nos deja con un nudo en la garganta cuando ataca sus temas más intensos y desgarrados. Para muestra una Queen of Denmark mágica, casi al final del concierto. No hay duda posible, hemos tenido enfrente al Greatest Motherfucker that we ever gonna meet. Muy grande.

Satisfechos con lo visto y oído, es momento de hacer un descanso y meter algo sólido en el estómago. En el menú unos sencillos bocatas cumplen su función. ¿Y de postre? De postre póngame una ración de grandes éxitos de los Manic Street Preachers, para tomar aquí. Dicho y hecho, los irreductibles galeses toman por fin el escenario principal, tirando de fondo de armario para marcarse un concierto de lo más rockero y contundente. Caen un buen puñado de hits, empezando por Motorcycle Emptiness y terminando con la archiconocida If you tolerate this..., así como tres temas de Rewind the Film, su flamante nuevo disco. Se notan las tablas de los Manic, que tras varias décadas de trayectoria siguen convenciendo a las masas a guitarrazo limpio. Como no podía ser de otra forma, lo damos todo.

Ya con poca gasolina, y con cierta pena por habernos perdido a Patrick Wolf por aquello de los solapes, nos quedamos a ver a Yuck, que llegaban a Bilbao presentando su segundo disco Glow and Behold. En pleno proceso de restructuración tras la marcha de su cantante Daniel Blumberg, la banda británica desplegó su sonido indie-rock con toques noventeros para una audiencia de nuevo no muy numerosa. Su actuación nos deja un poco fríos...se impone una retirada que nos permita cargar pilas para el día siguiente.

25/11/2013
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