Sean Booth y Rob Brown forman una de las parejas más míticas de la música electrónica. Se conocieron en las calles de Manchester cuando eran adolescentes y se dedicaban a hacer graffitis y a escuchar hip hop. Era la época del nacimiento del acid en Inglaterra, y Sean y Rob se iniciaron en la música electrónica de la mano de grupos como Meat Beat Manifiesto. Tras hacerse con un sampler y una Roland 606, empezaron a trabajar en lo que llegaría a ser Autechre (pronunciado "awe-teh-ker").
Si bien sus incios fueron relativamente convencionales y orientados al club, basando su sonido en los que se denominó idm (un conglomerado de dance, detroit techno y breakbeat), es a partir de 2003 cuando deciden forzar su discurso musical con uno de los álbumes más ariscos de su discografía, Draft 7.30. Los trabajos posteriores han sido notablemente experimentales y abstractos, en contraste con aquellos lanzamientos de principios de los años 90.
En el libro «Energy Flash» (Routlege, 1999), Simon Reynolds comenta: "A lo que más recuerda la música de Autechre es al grafiti wildstyle, en el que la tipografía se retuerce y adquiere un nivel de abstracción que alcanza la ilegibilidad. La analogía con el grafiti funciona porque su música es básicamente electro de vanguardia: es una mezcla de Man Parrish y Pierre Henry, o The Art of Noise y «El arte de los ruidos» de Luigi Russolo."
Conciertos en absoluta oscuridad, discos de duración imposible (con sus NTS Sessions llegaron a las 8 horas) y libertad creativa que explora los límites del sonido e imagina la música de las máquinas, Autechre son sencillamente uno de los nombres más importantes en la historia de la música electrónica.