Biografía

Una voz y una guitarra de nylon. Con sólo estos elementos, Espaldamaceta abre un mundo de posibilidades. Toda la riqueza y la expresividad de la voz. Una guitarra que habla en distintos ritmos y afinaciones. Y la tristeza infinita que sigue aflorando por cada poro de cada canción. Con poco equipaje se viaja más ligero, y así Espaldamaceta convierte cada canción en un nuevo reto, en un juego. Estos hallazgos musicales hacen de la sorpresa el leit motiv de su reciente disco “Miedo al silencio”.

El bardo de Tarragona anda sin temor por la cuerda floja, a medio camino de la canción tradicional de raíz latina y las formas más alternativas. ¿Dónde ubicar, si no, la síncope post hardcore de “Hoy sé que fue mejor”? Incluso nos sirve, para poner el broche al disco, una mezcla imposible de flamenco con casiotone en “No os lo he dicho todo”. Y abre la puerta, sutilmente, a las cuerdas (“Volveremos a quedar”) y a las voces amigas de María Rodés (“El partisano” es piel de gallina) o Manel al completo. Éstas son las pinceladas de color para un disco que mantiene el blanco y negro en su esencia.

“Miedo al silencio” nos muestra a un Espaldamaceta en estado de gracia. Puede susurrar al oído o sacar pecho, exorciza fantasmas o habla del amor cotidiano, busca comunión y lamenta pérdidas. Pero siempre emociona. Con las nuevas canciones, además, reconocemos al Espaldamaceta cercano, al que se mete el público en el bolsillo en todos los conciertos, al de las muecas y las salidas de tono, al animal tierno y generoso. A un personaje único que, a través de la tristeza y con un récord negativo de beats por minuto, nos transmite unas ganas inmensas de vivir y de querer.

Dijo Esteve Farrés en Rockdelux: “El comentario recurrente entre quienes le ven en vivo es “piel de gallina”, y es que pocos cantautores con guitarra de palo tan intensos se han visto por aquí, a un nivel de emoción a lo Jeff Buckley o Elliott Smith, aunque en su inconfundible estilo”.

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