No es necesario decir que el ARF es uno de los festivales con más prestigio del territorio nacional en lo que a nivel musical se refiere, pero sí es justo comentar que el tono de esta edición era algo "low" en comparación a lo que tienen acostumbrados a los rock'n'rollers.

El viernes intentamos llegar a tiempo de ver lo que nos ofrecían los canadienses The Sheepdogs y los californianos Rival Sons, pero nos quedamos sin catar las respectivas dosis de rock del bueno y sonido setentero (fuck!). Así que empezamos directamente en el escenario principal (llamado este año God) con uno de los nombres importantes del cartel de este año: el señor Van Morrison. Más animado de lo que es habitual en él y con una banda sobresaliente, el León de Belfast dejó encantada a la audiencia con un setlist salpicado de temas clásicos como "Days Like This" o el esperado por muchos "Brown Eyed Girl", aunque personalmente (y recalco lo de personal) la sensación fue un poco "estoy escuchando el hilo musical de El Corte Inglés".

A continuación y en el segundo escenario (Respect) giro musical con Dead Cross, la banda de Mike Patton (Faith No More) con Dave Lombardo (Slayer) a la batería, que dieron un chute de punk metal hardcoriano con resultado desigual para los allí presentes. El jefe Patton hizo lo que le apeteció jugando micro en mano con ese instrumento maravilloso que Dios le ha dado y sorprendiendo a la audiencia con un repertorio que incluyó una versión de "Bela Lugosi´s Dead" de Bauhaus y un bis raro con compases de "Raining Blood" de Slayer y de "Epic" de (mis adorados) Faith No More.

Y de nuevo al tono más "low" con Chris Robinson Brotherhood , el grupo del ex-cantante de The Black Crowes, concierto que pareció una sola canción muuuuuuy larga y de la que no recuerdo el título. Sonidos hippies 100% y virtuosismo guitarrístico, poco más que decir. Así que nos acercamos al tercer escenario (Love) a escuchar los últimos coletazos de Man or Astroman?, que nos revivieron con su energético surf-rock electrosampleado. Auténticos.

A continuación los MC5, que se presentaban como MC50 con motivo de su tour 50 aniversario con miembros de formaciones como Zen Guerrilla (Marcus Durant, voz), Soundgarden (Kim Thayill, guitarra) o Fugazi (Brendan Canty, batería). No nos parecieron atractivos a priori así que hora de avituallamiento y descanso a la espera del stoner de Nebula. Tras su regreso en 2017 parecen estar algo desengrasados pero convencieron a aquellos a los que Chris Robinson había robado la energía. Para cerrar la jornada del viernes y sustituyendo a Urge Overkill (que iban a tocar íntegramente "Saturation" y se cayeron del cartel por problemas de salud a pocos días del festival), las británicas Girlschool. Sólo dos palabras: women power.

El sábado, después de arrastrarnos lujuriosamente por las barras de pinchos de Vitoria-Gasteiz con un sol abrasador que nos estaba castigando, no nos acercamos al recinto de Mendizabala hasta que en el escenario estuvieron los veteranos Mott The Hoople. Una actuación con clase en la que Ian Hunter sorprendió por su calidad vocal y Grasshopper estuvo simpaticón a la guitarra. Repasaron todo su repertorio incluyendo por supuesto "All the young dudes" (Bowie en el recuerdo) y dieron más de sí de lo que esperábamos. Y por fin un poco de energía con los escandinavos Turbonegro, que venían presentando su nuevo disco "Rock'n'Roll Machine". En su segunda vez en el ARF y con nuevo cantante (Duke of Nothing), sufrieron problemas de sonido que intentaron suplir con la ayuda de los Turbojugend allí presentes. "Get it on", "I got erection" o un mix de Queen aportaron animación y diversión.

Mientras esperábamos que se subiera al escenario la señorita Jett dimos un tiento a la zona Thrasville, que este año traía unas propuestas atractivas durante el fin de semana como Wolf Wolf o las cinematográficas The 5,6,7,8's, pero la atmósfera calurosa y algo cargada nos echó para atrás. Además en la lejanía ya empezaba a sonar "Victim of circunstances", lo que nos indicaba que la reina Joan Jett ya estaba al mando de The Blackhearts. Cual diosa del rock vestida de cuero nos dio lo que esperábamos y un poco más con "Cherry bomb" de The Runaways, "Love is pain", el himno "I love rock'n'roll" "Crimson and clover" (versión que me encanta) o "I hate myself for loving you".

Aunque las fuerzas parecían querer abandonarnos fuimos a por los australianos Beasts of Bourbon. Los de las antípodas no parecían estar cómodos sobre el escenario y su blues oscuro y pesado no pareció convencer, pero siempre es un placer escuchar la voz de Tex Perkins. Gran parte de la audiencia dio la espantada para ir a corear los temas del homenajeado Tom Petty a cargo de Carlos Vudú y el Clan Jukebox, sustitutos en ese papel de Urge Overkill.

Pero daba igual porque nosotros ya estábamos a la espera de los noruegos Gluecifer. De lo mejor del festival, consiguieron levantar el tono bajo de este año con su contundencia desde el norte. "I got a war", "Take it", "Get the horn" o "Rock throne" pusieron broche final a esta edición del ARF que como siempre nos hace seguir teniendo esperanzas de que, en un panorama festivalero plagado de carteles hechos a golpe de talonario, aun tenga cabida el mero disfrute de escuchar música sin etiquetas. Con la revelación de Wilco como primera confirmación para 2019 qué vamos a decir: buena música, buenos alimentos y buena compañía, pues volveremos over and over again. Larga vida al Azkena.

Texto: Srta. Analógica
Fotografías: ARF

05/07/2018
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